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El perfil psicológico adictivo incluye características emocionales, estructuras de pensamiento y conductas destructiva de carácter obsesivo y compulsivo, con las que se intenta evadir el dolor emocional a través de la negación y el control. Se suele creer que la adicción se refiere sólo a las drogas y al alcohol. Sin embargo muchas otras conductas pueden transformarse en destructivas, controlando la vida de las personas, empobreciendo su rendimiento y alterando su calidad de vida.
Todas las adicciones, aunque parezcan distintas a primera vista tienen entre sí mas puntos en común que diferencias. Es todo una sola enfermedad. El denominador común es el malestar interior, el desasosiego que hace a las personas dependientes enfrentarse a las cosas con una actitud de enojo y rabia permanente.
Las personas que viven atrapadas en una compleja red de pensamientos y emociones, y creen hallar en la adicción un alivio para el aislamiento y la soledad emocional, una posibilidad de evadir por un lapso de tiempo ciertos sentimientos y dolores muy profundos. Buscan en conductas o sustancias la ilusión de control sobre aquellas situaciones de su vida que se viven como ingobernables.
El perfil psicológico de una persona con conductas adictivas se sustenta en un conjunto de creencias que pueden incluir:
En adicciones no hay blanco o negro. Podemos encontrar una o varias de estas características en pacientes con dependencias, incluso estas pueden combinarse en diferentes grados. En definitiva, el problema de la adicción se trata de una línea continua que va desde la «normalidad», hasta las adicciones altamente destructivas, entre medio de estos extremos se encuentran una gran cantidad de matices que definen a cada paciente y a cada abordaje terapéutico.
Vivimos en realidad en «una cultura adictiva», que critica y señala lo mismo que provoca.» (Washton y Boundy *).