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Muchas veces vemos en consulta y en los comentarios del blog familiares de pacientes con dependencia que se preocupan por sus seres queridos. Pero con frecuencia observamos también, que esa preocupación es tan desproporcionada y excesiva que estas personas se consumen en su intención de intentar salva, proteger, o curar al adicto. Son los familiares con codependencia.
Estas persones suelen estar permanentemente preocupadas y absorbidas por tratar de salvar, proteger o curar al adicto, y a menudo puede sentir que las necesidades del otro son mayores que las suyas propias. Es importante distinguir este problema de una respuesta normal ante una crisis temporal. La codependencia es en el fondo otra forma de dependencia, y como tal genera un daño en quien la padece (el codependiente). Por añadidura, y como el objeto de la dependencia es también una persona (el paciente dependiente) hay además efectos negativos sobre el sujeto con el problema de dependencia al toxico. Es decir, los esfuerzos bienintencionados de ayudar no solo perpetúan el problema, sino que pasan factura al codependiente pudiendo manifestarse en forma de enfermedad física, depresión, ansiedad, estrés, etc.
Así como el paciente elude los sentimientos dolorosos usando drogas, el codependiente elude sentimientos dolorosos centrándose en el adicto. Esta situación progresa, de modo que lo que antes era intolerante es ahora tolerado y hasta en ocasiones normalizado. Creer que la situación está bajo control es un mecanismo no solo del adicto, sino también de la familia. El dolor hace que resulte más fácil convencerse de que, “solo consume el fin de semana”, “muchas personas consumen una etapa y luego lo dejan”, “si trabaja y/o estudia es porque no son un problema para él/ella”, ó “el chaval es normal, yo también probé a su edad”
El adicto no buscará ayuda hasta que las consecuencias del consumo sean más difíciles de soportar que las consecuencias del consumo. Por esto, no lo encubra, no le ponga excusas, no lo rescate cuando se meta en líos, no se haga cargo de sus cuestiones legales, no pague sus deudas. Esta es la parte mas dura. Pero la cuestion aqui es entender la diferencia entre la no accion y la indiferencia. No se trata de dejar de interesarse por su familiar, ni dejar de quererlo. Desligarse con afecto no es un acto de egoísmo. Esto le dará al adicto la oportunidad de hacerse responsable de sí mismo, y en ello radica la posibilidad de recuperarse.
Lo importante es ver que la condependencia es una forma de relación inadecuada y que se puede modificar una vez que usted acepte la ayuda. El cocodependiente puede comenzar ayudándose y ayudando concurriendo regularmente a las reuniones de grupo para familiares de adictos, buscando asesoramiento individual. Cuando el adicto está en tratamiento y la familia participa en su propio programa de recuperación para las familias, las posibilidades de rehabilitación se incrementan de forma muy importante.